Reina Roa nos habla sobre su experiencia laboral y su misión contra el tabaco

Lun, 05/21/2018 - 17:42
En conmemoración con el Día del Médico, la doctora nos cuenta acerca de su camino por la profesión.

Por: Laura Marín

Hoy celebramos el día del Médico, una ocasión especial para reivindicar la profesión. ¿Con qué dificultades se encuentran los médicos hoy en día?

La profesión médica es una profesión que exige abnegación, compromiso y, hoy día, en la que existen múltiples retos entorno a las múltiples necesidades crecientes de la población y a los nuevos desafíos por los determinantes de la salud que impactan en las enfermedades y en el bienestar social de la gente. En este contexto, cada día más, el médico debe tener un abordaje integral del ser humano en su calidad, más que de paciente, de persona. Y muchas veces la formación del médico no tiene ese enfoque humanístico suficiente que permita reconocer a los individuos como una persona llena de necesidades y que busca en el médico no solo su experiencia en la especialidad que lo lleva, sino a mirar a la gente desde la perspectiva de que las causas de la enfermedad son múltiples.

¿Cuáles cree que son los valores que deben prevalecer en un médico?

Yo creo que el médico, sobre todas las cosas, debe ser ético y humano. También debe tener una formación profesional que realmente le ayude, como médico, a lidiar los problemas de salud de la gente, pero entendiendo que hay situaciones de la salud de las personas que son un reto de las personas mismas. A veces los médicos pensamos que nosotros podemos darle solos salud a la gente, pero yo creo que no, que parte de los atributos que el médico debe tener es reconocer que el individuo es parte de la generación de su propia salud.

¿Considera que en Panamá se ofrece un buen servicio médico a la ciudadanía?

Yo creo que en Panamá, como en otras partes del mundo, tenemos retos administrativos en los sistemas de salud: tener oportunamente una atención que permita no tener largas filas, ni listas de espera, ni moras quirúrgicas. Sin embargo, pienso que en medio de un proceso de cambio nosotros ofrecemos servicios de calidad en el sistema público de salud y también en el sistema privado. Servicios que también tienen limitaciones porque, reitero, cada día más la salud se ve impactada por múltiples factores que te la determinan. Por ejemplo, lo que la gente come, lo que la gente toma… y todo eso impacta en esa calidad de vida y en esa calidad de atención que uno puede tener.

Y los médicos, ¿lo tienen fácil para ejercer sus especialidades aquí en Panamá?

En la actualidad, ha habido un repunte de la formación de médicos especialistas en nuestro país y hay un programa que el Ministerio de Salud viene realizando en conjunto con el FARO y Senacyt, un poco orientado a incrementar no solo la cantidad, sino también la calidad de la formación del médico y de las especialidades médicas. También con la universidad de Panamá se han estado haciendo ingentes esfuerzos por mejorar todo el proceso de selección de personas, de médicos que quieren hacer una especialidad y lograr que ese proceso de selección sea más justo y equitativo, transparente, para que todos los médicos tengan opción a la formación.  Desde la perspectiva ya del trabajo o el ejercicio mismo, pienso que una de las grandes dificultades que tenemos en este país es la concentración de los médicos especialistas en las grandes ciudades, lo que limita el acceso a personas en áreas un poco más lejanas y no necesariamente, ni siquiera son áreas de difícil acceso, sino simplemente no son en la ciudad de Panamá. 

¿Es más complicado ejercer como médico y llegar a ciertas posiciones para las mujeres?

Yo creo que como en todas las profesiones cada día es menos. Cuando ya hablamos de personas que como yo, tienen más de 30 años en el ejercicio de la medicina, pues nos enfrentamos con muchas limitaciones. En mi época, por ejemplo, ser mujer y ser cirujano era una cosa prácticamente incompatible. Ahora ya vemos que se ha dado apertura y las especialidades están cada vez menos restringidas para las mujeres. Sin embargo, las mujeres tenemos nuestra vida familiar que todavía provoca una serie de disparidades en términos de lograr un equilibrio y el mismo nivel en el ejercicio profesional.

En primera persona, ¿qué la impulsó a usted a estudiar medicina?

Yo me acuerdo que desde pequeña tuve mucho interés en ayudar a las personas a estar sanas, a sentirse mejor. Con esto, yo no tuve nunca dudas de cuál era mi orientación profesional. Si hoy día tuviera que volver a elegir y, a pesar de todas las dificultades que he vivido durante 32 años en una carrera como esta, volvería elegir ser médico y además volvería a elegir estudiar en la facultad de medicina de la Universidad de Panamá.

¿Cómo fueron sus inicios?

Yo comencé profesionalmente con dificultades, como todo el mundo. No encontraba trabajo, tuve que hacer práctica privada en dispensarios pequeños, hasta que finalmente entré al sistema público. Y cuando estuve allí tomé la decisión de que no trabajaría en el sector privado. De esta manera, desde el año 1986, yo trabajo solo en el sistema público. Primero trabajé en la red ambulatoria de la región metropolitana de salud, después estuve en San Miguelito, de allí, por esas cosas que ocurren, tuve varias sesiones de trabajo aquí en el Ministerio de Salud con el entonces jefe de planificación, el doctor Carlos Brandariz. Y me fui entusiasmando un poco por la salud pública y decidí dedicarme entonces a trabajar para ella y, desde el año 1994, estoy en la sede del Ministerio de Salud.

Desde entonces trabaja para el Ministerio de Salud y se especializa en la lucha contra el tabaquismo desde la coordinación de la Comisión Nacional para el Estudio del Tabaquismo…

Desde que entré en el Ministerio trabajé muchas áreas: trabajé en el área de planificación de Recursos Humanos, el frente de trabajo con el que yo llegué aquí, después estuve de directora de recursos humanos... En el año 90 inicio el proceso de negociación del convenio marco de la OMS para el control del tabaco. La verdad que es un tema que pienso que es una prioridad para la salud pública porque impacta a la salud de las personas en diferentes áreas y en diferentes etapas de su ciclo de vida. Así, a pesar de estar trabajando en diferentes áreas del Ministerio, he continuado enfocada y tratando de fortalecer las medidas que la institución implementa sobre este tema.

¿Cuál es la función de la Comisión?

Esta Comisión está integrada por gente con mucho compromiso, mucho afán de realmente avanzar en la implementación del convenio, porque su fundamento principal es proteger la salud y la vida de las personas. Luego de que logramos la negociación del tratado, Panamá ratificó este convenio en el año 2004, estuvimos entre los primeros 40 países que ratificamos y empujamos la implementación del tratado y entre ese año y el 2008 estuvimos en un período donde teníamos que avanzar en la regulación para ponerlo en práctica.  Durante estos 4 años, hubo un proyecto de ley que estuvo diferido en la Asamblea porque hubo mucha presión de la industria tabacalera y la sigue habiendo. La industria no pierde la oportunidad por tratar de minimizar lo que hacemos. Pero allí vamos, hacia adelante, teniendo claro que nuestros objetivos y los de la industria tabacalera son extremos totalmente opuestos.

¿Qué medidas aplica la nueva Ley aprobada en 2008?

En el 2008 se aprueba la Ley 13 y en este marco aplicamos un conjunto de medidas realmente importantes: la prohibición de fumar en ambientes cerrados y en muchos espacios abiertos, una prohibición total de la publicidad, promoción y patrocinio, siendo el primer país del mundo que la prohibió, prohibición de la venta a menores y por menores de edad, también las advertencias sanitarias, que actualmente ya llevamos ocho rondas de advertencias sanitarias, etc. Además, ahora tenemos 45 clínicas de cesación, cuando en 2009 teníamos solo una.

¿Ayudó a este crecimiento el impuesto aplicado sobre los productos del tabaco?

Si, A esto nos ayudó muchísimo el hecho que incrementamos el impuesto sobre los productos del tabaco del 32% al 100%, con una base impositiva que impedía que la industria nos pusiera cigarrillos baratos. Y hablo de cigarrillos porque es el producto más consumido en nuestro país, cerca del 95%. Ese incremento permitió que el Ministerio de Salud recibiera el 20% de ese impuesto, el Instituto Oncológico otro 20% y la Autoridad Nacional de Aduanas el 10%. Con el dinero que nosotros recibimos, hacemos actividades educativas, financiamos los medicamentos para dejar de fumar, compramos equipos que son de utilidad para la atención de enfermedades crónicas, trabajamos muchos temas de promoción de la salud y mucha educación en nuestros funcionarios para que tengan las capacidades para enfrentar las situaciones.

Panamá tiene uno de los índices de tabaquismo más bajo de Latinoamérica, pero aun así, parece que el consumo en los jóvenes va en incremento. ¿Por qué sucede esto?

Realmente, si bien es cierto que nosotros tenemos en la población adulta el cuarto índice más bajo en el mundo y el primero o segundo más bajo en América Latina, porque pasamos de 9.6 en el 2007 a 6.4 en el 2012, en el caso de los jóvenes, tenemos un estudio reciente que nos muestra también ya tendencias sustanciales de descenso. En los jóvenes nosotros teníamos 18.2% de tabaquismo en el 2002, pero la encuesta que acabamos de hacer en el 2017, dice que estamos en 7.8. No obstante, la situación particular que hay en los jóvenes es que si bien es cierto que todo lo que son productos tradicionales de tabaco ha venido bajando, el año pasado hicimos la primera medición del uso de cigarrillos electrónicos. Estos aparatos están prohibidos en Panamá desde 2009 y no habíamos sentido la necesidad de medir su uso en 2012, pero las redes sociales e Internet están suponiendo una gran dificultad para lo que es el control efectivo de esta prohibición de la comercialización. Y resulta que en el estudio que hicimos en jóvenes de 13 a 15 años, la prevalencia de haber usado alguna vez en la vida el cigarrillo electrónico y similares sale en 7.1%.

¿Cómo se está trabajando para reducir ese consumo?

Nosotros hemos estado vinculándonos a las Autoridad de Servicios Públicos con la finalidad de entrar a ver como regulamos las redes sociales, aunque la autoridad per se no tiene mecanismos regulatorios. Aquí el tema también es la exposición que los chicos y las chicas pueden estar teniendo en las películas. Lo otro que hemos estado haciendo son acercamientos con Google, para ver como en el marco de esa política que Google tiene de no permitir la publicidad de productos de tabaco, también colabore y contribuya a restringir la publicidad y las ventas comerciales de los cigarrillos electrónicos. En el caso de Facebook, tenemos una persona que va a ir a Argentina, que es donde hemos encontrado que hay un punto de regulación, a conversar a ver como también le entramos, ya que Instagram es uno de los medios donde hay mucha exhibición. Por su parte, la Aduana, por ejemplo, está vigilante con los paquetes que se pretenden introducir en el país y se ha obligado a identificar el producto porque la dificultad inicial era que llegaban como productos electrónicos sin tipificar.

Además de los cigarrillos electrónicos, ¿qué otros productos está intentando lanzar la industria para substituir la reducción del tabaco en su formato más tradicional?

El tabaco calentado. Es un nuevo producto que la industria está tratando de introducir en los diferentes mercados en el mundo aduciendo que es un producto de menos riesgo. El tema es que tiene nicotina y se calienta y, aunque ellos lo están vendiendo de esa manera, no hay una evidencia clara de que en efecto ayuda a dejar de fumar. Ellos están intentando introducir estos productos con el fin de que la gente cambie, pero no de que deje de fumar.

¿Cuáles son las consecuencias del consumo de tabaco para la población? ¿Tiene alguna consecuencia diferente para las mujeres?

En general nosotros podemos tener desde consecuencias en el entorno de la belleza y de apreciación física, como los dientes amarillos, las manos manchadas, la generación de arrugas… Podemos tener otro bloque de consecuencias que están ligadas a la salud sexual y reproductiva, como la impotencia, disminución del lívido, nacimientos prematuros o también pérdidas del producto. Y por último podemos irnos a consecuencias de más largo plazo en donde encontramos todo lo que son las enfermedades crónicas no transmisibles, donde el tabaco está vinculado a todos los cánceres, a la hipertensión arterial, a la diabetes, a la enfermedad isquémica del corazón, a las enfermedades vasculares, también puede asociarse a la sordera y a problemas de la visión. Así que el tabaco produce una afectación multisistémica  por lo que se convierte en un factor de riesgo crucial si queremos mejorar la calidad de vida y la salud de las personas.

¿Y para el sistema médico panameño? ¿Se reducirían los gastos en sanidad si los ciudadanos dejaran de fumar?

Claro, por supuesto. En la medida que nosotros logremos bajar, de manera sostenida el consumo de tabaco, vamos a ir logrando disminuir las enfermedades crónicas asociadas a esto. La situación cual es, que a veces los resultados económicos se ven en el mediano y largo plazo porque el tabaco produce daños a largo plazo. Entonces, usted pudo haber fumado cuando tenía 20 años y no es hasta los 40,50 o 60 años que le sale una enfermedad asociada a su consumo.

¿Qué le aconsejaría a una persona que quiere dejar de fumar?

Yo le aconsejaría que, si está efectivamente decidida, bote el paquete de cigarrillos y no busque otros “nuevos productos” menos adictivos. Simplemente deje el tabaco y, si no puede solo, busque apoyo en su familia y en las instalaciones de salud, que con gusto lo atenderemos. Nuestra meta es llegar a tener cero fumadores en Panamá. 

 

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